Ya sé, esto de categorizar los sexos ya está un poco trillado pero es que no podía evitar contarles de la experiencia que me hizo llegar a un montón de nuevas conclusiones.
Hace poco, en la escuela, uno de mis pupilos que inocente y solitario hojeaba una libreta sentado en una banca del patio, me hizo una de las preguntas mas frecuentes sobre una situación muy típica.
Me dijo: “Profe, hay una chava de aquí (Léase como de aquí de la escuela) que le gusto y a mí también me gusta pero cuando intento hablar con ella me evita ¿Porque las mujeres son tan RARAS?” Al terminar su pregunta fue como sí un trueno cayese al tiempo que todos los jóvenes que felices convivían quedaran petrificados, al igual que yo con las dos cejas arqueadas y sendo bocado de sándwich en la boca.
Es que ¿Porque me preguntó a mí? No se vale, yo solo pasaba caminando frente a él degustando mi almuerzo, ni siquiera me senté a su lado o le dirigí una mirada de intriga para disimular que me importa un cacahuate lo que ocurra en su pubertosa vida, nada, y aun así decidió lanzarme tan intrépida pregunta. Tan compleja y tan de repente como si fueras caminando en la calle y un extraño te gritara: “¡Hey tú, explícame enteramente la creación del universo y no se te ocurra decir mentiras!” ¿Que haces en ese momento? Yo no tenia ni idea de que responderle a la pobre criatura.
En los tiempos en que me dedicaba a resolver conflictos amorosos a mis amigos mas necesitados de un consejo audaz, que en su totalidad eran mujeres, no me era difícil explicarles la simplicidad del pensamiento masculino, ese mundo perfecto de cerveza y porno donde de hecho “SI” significa “SI” y “NO” significa “NO”, donde “lo nuestro ya no es lo mismo” significa “Quiero andar con más viejas” y un “Me gustas” es mas bien un “Quiero besarte y no mucho después toquetearte como si estuviera amasando una vasija de barro”. Enserio, los hombres somos así de simples, aunque a veces nos queramos pasar de profundos siempre queremos llegar a lo mismo.
Pero jamás me había enfrentado a la difícil -que digo difícil. A la mítica tarea de explicar el comportamiento de una mujer.
Además, si bien estoy orgulloso de haber disfrutado a una edad muy temprana mis primeros besos, no tengo el record de obtenidos, pero seguro que sí el de rechazados. Y todo lo demás lo hice tarde; bailé tarde, fajé tarde, Garché tarde; en fin, no soy precisamente el Don Juan Veterano al que se le debe hacer una pregunta de ese calibre.
Yo no puedo dar detalles ¿Que iba a contestar? En mi experiencia, que mucha o poca a sido de calidad, solo sé que la mujer es muy, MUUUUY rara; bipolar, volátil, necia, paranoica, sentimental, cojuda, ruidosa, temperamental, histérica, y no acabo.
Tremenda indecisa, me imagino a una mujer en la torre de control de la pista de aterrizaje de los aviones.
Piloto: - Aquí vuelo ALFA 0047 pidiendo permiso para aterrizar ¿Puedo aterrizar? Cambio.
Mujer: -Estem sí, bueno no… es que no sé, ya no sé ¡Me siento rara!
Piloto: - Me lleva la chin…- ¡Sas! Explota contra la pista.
Así de exageradas son, y no termina por decidir.
También los hombres tenemos un poco de culpa, deberíamos ser mas sinceros, crudos y directos, llegar y decirles: “Hola, me gustas ya sea por un atributo físico destacado en tu persona como tus senos o tu trasero o algún gesto simpático de tu cara que te hace ver aun mas ingenua ya sea por tu sonrisa o tu mirada, aunado a eso tu forma de pensar que te hace sentir ridículamente única o tu forma de hablar simple y tus comentarios huecos. Mi miedo a no poder copular con otras mujeres evita que te haga una propuesta concreta sobre una relación seria, por ahora como apenas nos estamos conociendo y sabemos del gusto que tenemos uno por el otro me agradaría mantener con tigo una convivencia amistosa basada en sexo casual sin compromiso”.
A lo que ella debería responder directa y concisa: “Por ahora el coito entre nosotros era lo ultimo que pasaba por mi cabeza, la atracción psicológica u hormonal que sentía hacia ti ahora se ha visto delimitada al descubrir que eres un puerco cobarde carente de tacto. Por el momento estoy en busca de un hombre que acepte mis defectos y virtudes tal y como soy, que soporte mis cambios de humor y se someta a todas mis ridículas exigencias, como ese hombre no eres tú, podemos dar por terminado este tramite social”.
Aunque al ver este caótico desenlace entiendo por que no somos así.
Al final, terminando mis conjeturas y regresando la vista de golpe a la realidad tras unos cuantos minutos miré profundamente al joven, penetré con mi mirada la suya y le respondí con aplomo: No lo sé.
Probé otro bocado de mi sándwich y continué mi camino.
¡Nunca voy a entender a las mujeres!
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