Diario:

Espere todo el día... no hice otra cosa mas que pensar y beber algo. cayó la noche... por fin.
no eh encendido ni un solo foco. no abrí la puerta a nadie, ni atendí ninguna llamada. No por que no quiera ser molestado, sino por que sabia que nadie a través de esa puerta, ni nadie al otro lado de la linea telefónica podría ser de mas ayuda que la calma y el silencio.

Frente a mi puedo distinguir la silueta del marco de la ventana y mi propia sombra, siempre tan leal. No estoy seguro de que luz las proyecta, si la de la luna o la de una simple lampara callejera, pero no me importa. Hace algunos meses me importaría distinguir entre lo inalcanzable de la luna y lo bohemio de un farol pero ya no me atrae nada de eso.

¿Que me dirías en este momento? no puedo recordar tus palabras, tus consejos siempre tuvieron mas fuerzas que palabras, los sentía, nunca los aprendía pero me volcaban el corazón; mis piernas, manos, incluso mi convicción se movía por inercia después de hablar contigo.

Pero en este momento nada me mueve, nada me inspira a interrumpir la quietud. Mi cuerpo esta inmóvil, estático, como si tuviera voluntad y conciencia propia y tu recuerdo lo detuviera, porque te extraña tanto... Ayer seguí el consejo de los que no comprenden, de los que miran los problemas de los demás desde afuera y dan soluciones inmediatas porque creen que eso los hace superiores, y sienten que ninguna situación podría romper con su intelecto y astucia, pero en secreto agradencen a su dios por no atravesar un problema parecido, y si tuvieran uno no lo resolverían con tanta diligencia como con la que hablan, al contrario, la autocompasión los disolvería. Ayer seguí su consejo, desobedecí a mi propia diligencia y salí a distraerme, a tomar aire fresco, a tratar de borrar todo el asunto de mi memoria. pero todo empeoró.

No tengo sensaciones presentes, solo pasadas, ni motivación, ni noción del tiempo encargado eterno de sanar nuestras heridas. Los aromas y los sonidos inevitablemente me traen recuerdos de tiempos donde, no estaba todo bien, pero estabas conmigo.
¿Para que ir hacia adelante? si ya no tengo a nadie a quien mostrarle el camino después; ¿Para que ser fuerte? si no hay nadie a quien defender sino a mi de mi mismo, y eso me parece una causa vacía, etérea, ridícula.
¿Para que superarme? si el dolor de tu partida sera siempre superior a todas mis victorias, a todos mis logros, a todas mis lecciones. ¿Para que enjugar mis labios? si ya nunca mas van a besarte.
¿Para que distraerme? si siempre volveré a este punto de mi memoria.

Y soy demasiado cobarde para suicidarme, no creo en nada ni en nadie, y no puedo reprocharle a nada ni puedo culpar a nadie, ni a mi siquiera. Y la idea de matarme y perderlo todo me es imposible porque aquí por lo menos me quedan tus recuerdos, y esa suave tentación de hablarte, de fingir que estas conmigo, de pretender que me observas, de engañarme a mi mismo.

Me niego a conocer a alguien mas porque competirá todo el tiempo contigo, y siempre trataría de encontrarte otra vez, en otra cara, o en otro cuerpo, o en otra sonrisa y eso no es justo para ti.

Ya se lo que todos piensan y dicen. las personas siguen un patrón de estupidez muy sencillo y fácil de predecir y adivinar. Ellos creen que ahora debo honrar tu recuerdo, y continuar, pero no ven lo patético de eso, lo miserable de intentar reemplazar tu presencia con memorias. Vivir para momentos grabados en mi mente tiene el mismo merito que amar un viejo retrato de pared, y el mismo valor.

Mañana me iré, tengo que alejarme de todo, y debo dejarte porque no quiero leer jamas esto que te escribo, no quiero leer ni escuchar nada en el futuro que regrese el sabor a mi memoria de como me siento en este momento.
No tengo nada que enseñarle a nadie, y no me importa si mis decisiones son correctas o equivocadas, esto indica la perdida total de sentido de mi vida, y el fracaso de mi supuesto propósito en este mundo. Así que debo partir, además ya no quiero pasar mas tiempo conmigo.

Encontrare un lugar para arrumbarme, un lugar muy profundo dentro de mi para esconderme, y empolvarme. Un lugar donde pueda envejecer solo...

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El Paraje del Demonio


Había una vez, hace mucho tiempo, un demonio, que cansado de la habitual y desolada vida en los inframundos decidió salir volando, escapando de toda la monotonía del infierno, el sufrimiento eterno, los tormentos a las almas que perdidas y arrepentidas caían ahí, los pecadores, los alaridos, y todas esas cosas ruidosas y aburridas que día con día por toda la eternidad ocurrían en aquel bajo mundo.

El Demonio, que para contrastar esta historia llamaré Hope(y con mucho sarcasmo), atravesó volando consternado la dimensión natural, sobre el basto imperio donde Gaia absoluta reinaba, luego la dimensión humana, donde la rutina y la trivialidad gobernaban la vida de todos los hombres y su "buena" voluntad (pero como criticar a las sociedades y su rustica estupidez no es mi fin en esta historia continuaré). Hasta llegar a la dimensión celeste, llena de astros, de pasajes obscuros y mundos efimeros, un cielo, un universo y mil a la vez; "Silencio por fin" pensó el vago demonio y después de dejar de aletear se quedo flotando... Flotando en medio del cosmos, con los ojos cerrados, junto al abúlico asteroide y las traviesas partículas de polvo espacial.

De repente algo consiguió su total atención, una estrella, la segunda a la derecha, brillante como el roció, grande y radiante, con mas luz que las mismas llamas del infierno; parecía llamarlo, con suaves susurros, con una melodía imposible de interpretar, y una labia que solo el corazón logra de cifrar, lo atraía tanto que cuando recobro la cautela ya estaba volando hacia la curiosa estrella.

Cuando llegó, atravesó las densas nubes del cielo una por una, dejándole ver cada vez mas claro una pequeña isla en medio del mar azul, una isla forrada de sueños y decorada de ilusiones, una isla donde ya hacia mucho que el tiempo se había detenido a dormir, donde el chico perseguía al grande, donde los recuerdos vivían congelados y los deseos nacían en flor. El demonio deslumbrado por la belleza del lugar recorrió al ras del suelo cada rincón, deteniéndose aveces a admirar a las hadas y saludar a las sirenas, a escuchar la risa del viento cuando soplaba y a beber de los ríos color arcoiris, hasta que la vio, sentada en una piedra en medio de un lago, sutil y bella como debe ser, de movimientos frágiles y elegantes, su cabello era suave, quebrado, del color del oro y con el mismo resplandor, su mirada era honesta, sus labios coquetos, y sus alas hechas de sedosa pluma(de esa que solo se fabrica en el cielo...). ¿Que esta haciendo un ángel en este lugar? se pregunto el joven demonio y sin pensarlo se acerco veloz sobres sus alas (Mi demonio es muy impulsivo... casi tanto como yo... que coincidencia...).

Después de analizarla bien de cerca, el demonio decidió presentarse:

-Soy Hope -

-Hola... -Respondió paciente el ángel -Mi nombre es Qamar (por obvias razones...)-

Y después de eso no paso mucho tiempo para que la curiosidad rompiera la laconia y comenzaran a conocerse cada vez mas, el le contaba de como veía al mundo en blanco y negro, y de como quería ser diferente, libre, idealista y despreocupado; ella le relataba historias de el cielo a donde pertenecía en realidad, le explicaba como eran escogidos los ángeles que iban a la tierra de los hombres a cuidar uno y hacerlo crecer, le pedía que le enseñara una que otra travesura, pues los ángeles no saben de eso, le enseñaba que en aquel lugar donde estaban todo era posible, y lo llevaba a recorrer los valles, montañas y riachuelos, cada día el ángel se aseguraba de que el demonio apreciara la belleza y viera a color un poco mas.

Una mañana el demonio trataba de enseñarle al ángel a molestar a los cocodrilos; saltaba sobre ellos cuando dormían y se echaba a volar con todas sus fuerzas, era divertido y arriesgado, cuando llego el turno del pequeño ángel el demonio le aseguro que nada malo podía pasar, la abrazó con fuerza y le dio un pequeño empujón, cuando el ángel salto sobre el hocico del cocodrilo este reacciono rápidamente y con una mordida logro detener un ala de la pequeña Qamar, la sacudió y la arrojo con fuerza al lago, el ángel aleteaba pero las alas mojadas eran inútiles, el demonio voló para recogerla y alejarla de los cocodrilos que enojados trataban de mordisquearla, y despedasarla, la saco del lago y la llevo a tierra firme, y al ver que su ala frágil y sedosa estaba hecha retasos el demonio se arranco una con todas sus fuerzas y la cambio por el ala deshecha del ángel.

Cuando despertó, sacudió su cabeza y aleteo sus alas, voló hasta encontrar a Hope sentado sobre la piedra donde se conocieron, estaba empapado y sin un ala, el ángel aterrizo para tocar las suyas y notar que una del par no estaba hecha de plumas, su reacción inmediata fue volar hacia el mal herido demonio y abrazarlo, le preguntaba la razón de semejante sacrificio con lágrimas en los ojos.

El demonio le explico, que ella había cambiado el mundo del que el escapo, que le había enseñado la diferencia entre vivir y existir, y que el ya nunca podría volver a volar si no volaba junto a ella.

Días después el ángel seguía llevando a todos lados al demonio, disfrutaban del sol de las mañanas, de la llegada de las estaciones, el frió del invierno, el cálido verano, y el bohemio otoño, la cobija de la primavera, la lluvia, los arboles, los juegos y las alegrías, bailaban al compás del silencio cada vez que la noche decidía arropar el cielo (Un bello recuerdo de este enfermo autor...). Seguían compartiendo ilusiones y haciendo planes y muchas promesas. Pero el ángel dejo de visitar al demonio por mucho tiempo, el comenzó a preocuparse hasta que el ángel regresó y al poco tiempo la ausencia se hizo presente de nuevo, aveces regresaba, y otras se alejaba durante semanas, el demonio la buscaba hasta donde podía pero sin éxito, la distancia crecía, y la llegada del ángel se prolongaba cada vez, aveces ninguno se lograba encontrar y el ángel se marchaba de nuevo.

Una noche el ángel regresó y despertó al demonio que se encontraba dormido, cansado de buscarla, y antes de que el la pudiera abrazar ella le explico la razón de su distancia; otro ángel le había avisado que la habían escogido para ir al mundo de los hombres a cuidar a un humano, ¡el sueño de todo ángel!(...no estoy muy seguro de porque...), que había estado visitando aquel lugar para aprender de ellos y que esa noche tenia que irse para siempre, las lágrimas en los ojos de ambos no esperaron, le sonrió, le pidió que nunca se olvidara de el, y después del mas cálido de los besos ella partió dejando una estela de plumas que le desprendían de una sola ala.

fin.

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